Autorregulación emocional

La autorregulación emocional consiste en controlar y manejar nuestras reacciones emocionales, sentimientos e impulsos a través de un trabajo combinado de los centros emocionales y los centros ejecutivos. Para aclarar un poco este punto, el centro emocional se encuentra en el cerebro en el sistema límbico mientras que cuando hablamos de los centros ejecutivos hablamos del lóbulo frontal, en la parte delantera del cerebro, donde se desarrollan funciones u operaciones mentales dirigidas a establecer conductas que posibilitan que podamos elegir, planificar y tomar decisiones voluntarias y conscientes. El equilibrio entre las emociones y las razones es lo que nos separa del resto de las especies.

Los procesos de auto regulación nos permiten entonces modificar un estado emocional o volver a un estado de ánimo previo. Están muy relacionados con la aparición y mantenimiento de problemas mentales y físicos cuando se produce un fallo en dicha regulación. Utilizar por ejemplo una estrategia de auto regulación que llamamos "desadaptativa", hace que tratemos de evitar, suprimir o reprimir una emoción. Esto trae como consecuencia que en lugar de que los pensamientos que nos producen la emoción desaparezcan se produzca el efecto contrario, es decir, haya un aumento de estos pensamientos con el consiguiente desequilibrio emocional.

La estrategia más adecuada es, por tanto, la llamada "adaptativa". Esta forma de regular las emociones se basa en la revaloración cognitiva, es decir, en analizar la causa de nuestra emoción con cierta distancia o de otra manera.

Mientras que la primera estrategia hace que se produzca un incremento de la ansiedad en los tres sistemas de respuesta: cognitivo-subjetivo, fisiológico y motor-expresivo, la segunda produce un descenso de estas respuestas.




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